En primera fila
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Molestos
y ofendidos por tener que votar por algún candidato que jamás elegimos, pero que
nos veíamos obligados a hacerlo por el simple hecho de que nos lo imponían los
partidos políticos, los quintanarroenses nos preparamos a participar en la
nueva experiencia de las candidaturas independientes, luego de que la Suprema
Corte de Justicia eliminara los principales candados para acceder a esa medida
en las próximas elecciones locales.
Políticamente
promovido por Roberto Borge Angulo como una supuesta conquista de su gobierno,
sin embargo, el mérito habremos de adjudicarlo a los millones de mexicanos que
aspiran a una auténtica democracia y que vemos cómo año con año las
instituciones electorales gastan montañas de dinero en promover a los elegidos
por los gobernantes en turno, así de trate de ex funcionarios que resultaron de
lo peor durante el desempeño de su encomienda.
Conforme
al proyecto inicial de reformas de la Ley Electoral del Estado, cada aspirante
independiente que participará en el proceso 2013 de Quintana Roo recibiría
alrededor de 1.4 millones de pesos para su campaña y compartiría con sus
similares los tiempos de radio y televisión, aunque la construcción de ese sistema democrático se trata de un
asunto que en la ciencia política no se ha examinado con la debida atención ni
se sabe el por qué de su atractivo.
Pese a que se trata de otra forma de hacer política, como
respuesta a la “partidocracia mexicana” que
privilegia el monopolio de la representación política a través de los partidos
y reclama la falta de democracia interna de éstos, es un hecho que estamos a
punto de estrenar esta nueva figura que seguramente atrae a más de una docena
de políticos quintanarroenses, la mayoría procedentes de disidencias o escisiones
de partidos donde no hallaron una oportunidad de expresión.
En el caso del municipio capitalino tan sólo dos
inquietos políticos han señalado abiertamente sus aspiraciones de romper la partidocracia con la presencia
ciudadana en los procesos, donde en unos meses se habrán de renovar las
presidencias municipales y el Congreso del Estado, ya que, en el caso del PRI
-obviamente temerosos de ser descalificados por anticiparse-, los demás esperan
“señales” sobre la posibilidad de ser elegidos, conforme a las “reglas de
juego”, por el único con esa “facultad”: el gobernador Borge Angulo.
Olvídese Usted de los métodos de elección de candidatos,
de las convenciones, pronunciamientos o “destapes” en el PRI. Se trata
únicamente de cumplir con meros trámites y de hacer la finta para simular una
inexistente democracia interna, ya que para nadie es un secreto que el único
que al final de cuentas decide quiénes serán los candidatos es el jefe del
Ejecutivo, el “dueño” del partido que supuestamente lo eligió.
Ahora bien, para nadie es un secreto tampoco que los
principales inconformes con las candidaturas independientes sean los propios
partidos de oposición, obviamente porque, carentes de suficientes votantes
“cautivos” que les garanticen el triunfo, ahora se verán obligados a compartir y
dividir los tradicionales votos anti priístas. Así, el tricolor es el único que
beneficia la nueva figura, al menos por el momento.
En el caso concreto de Othón P. Blanco, donde los
desmanes del mitómano Carlos Mario Villanueva Tenorio ponen en grave riesgo el
triunfo del PRI, es poco probable que algún candidato independiente ocupe la
presidencia municipal o alguna de las diputaciones, salvo que se trate de
aspirantes con mucho peso, aunque la oposición podría dar la sorpresa con algún
disidente, ya que la población está desencantada con la pésima administración,
por lo que Borge Angulo deberá escoger con pinzas a “su” candidato.
Así las cosas, pese a depender regularmente de recursos
propios, los candidatos ciudadanos ofrecen una serie de ventajas, entre ellos
controles institucionales bajos, una agenda de alianzas más pragmática, es
decir, con más posibilidad de incorporar gente de muy diversos orígenes, así
como mayor espontaneidad por su base social más cercana al pueblo -a menos que
se trate de disidentes-, lo que le genera la confianza del electorado, y de ahí
que incluya deportistas, profesionistas y empresarios.
Con todo, creemos que nada de ello será suficiente para
hablar de una eventual cerrada lucha por los votos, al menos, repetimos, no
este año, cuando tan sólo se escribirá una nueva página que pasará a la
historia como un avance en la lucha por la democracia política, donde los
independientes serán los principales protagonistas del pueblo que, en lo que
vale, no tendrá pretexto alguno para ser parte del abstencionismo.
En fin, pase lo que pase, quienes compitan
contra los partidos deberán sentirse orgullosos de ser partícipes de una
incipiente lucha que antes se circunscribía a la Presidencia de la República y
que hoy alcanza todos los cargos de elección popular del país, donde a la
mayoría de los candidatos plurinominales -excepto los primeros de las “listas”-
les decían “nacidos para perder”. En el caso de los independientes, el
reconocimiento de todos, ya que nacieron para una lucha justa ¡Aunque no ganen!.
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