Chetumal, Q. Roo, martes 19 de marzo de 2013
En
primera fila
Recién “descubierto” por la Comisión Nacional para la
Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), la
agencia informativa Notimex publicó este martes que la mayoría de
los mexicanos compra de dos a tres botellas de agua al día, lo que
podría convertirse en un “gasto hormiga” si se considera cuánto representa, ya
que, conforme a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, un litro cuesta alrededor de mil veces más que uno
de agua potable.
Desde luego que esta noticia no representa ninguna novedad,
aunque, para mala fortuna de los mexicanos, nuestros gobernantes son
precisamente los que han propiciado esta circunstancia, quizá voluntariamente o
por ignorancia por falta de una asesoría adecuada, ya que, analizado desde
cualquier punto de vista, los sistemas operadores de agua potable son los que
nos obligan a realizar injustamente ese gasto.
Conforme a la agencia y el sentido común, gasto hormiga
es aquel que poco a poco se convierte en “fuga” de dinero para el bolsillo, lo que
es precisamente el caso del agua embotellada si se considera
cuánto gastamos y que podría significar una oportunidad para el ahorro si no
nos obligaran a consumirla, en el caso de Quintana Roo, a través de la Comisión
de Agua Potable y Alcantarillado
Pero además, la información significa que cerca del 90 por
ciento del costo total de la producción del agua embotellada corresponde a envase, tapa y
etiqueta, lo que cobra mayor relevancia si consideramos que 113 mil millones de
litros de agua se envasan y venden cada año, 174 per cápita en
México, por encima de países como Estados Unidos y China, y de ahí que la Condusef sugirió
la opción de adquirir un filtro para purificar el agua corriente e
ir llenando un envase con el 1.5 litros que requiere el cuerpo,
Sin embargo, consideramos que, más que realizar nuevos
gastos, sería más adecuado exigirle a nuestros representantes “populares”, o
sea los diputados, insistir una y otra vez ante CAPA mejores y más modernos
sistemas de potabilización del líquido que distribuye a la población, ya que la
falta de confiabilidad en el agua que consumimos nos obliga literalmente a la
compra de agua embotellada, principalmente en botellones que, a precios
actuales, se venden en 20 pesos promedio.
Esto significa que una familia promedio de cinco miembros
gasta por lo menos 240 pesos mensuales si consideramos que al menos consumiría
tres botellones semanales, desde luego, esto sin sumar las miles de pequeñas
botellas de litro que, por si fuera poco, suelen consumirse por la calle, en la
escuela o el trabajo y que, en renglón aparte, propician montañas de basura,
con el consiguiente daño ambiental.
¿Y quiénes son los grandes ganadores de todo este proceso?
Desde luego que las grandes compañías embotelladoras de agua, y las locales que,
a través de ventas masivas al comercio y la distribución “hormiga” vía
triciclos, inundan prácticamente la ciudad de botellones, algunos sin el
obligado cierre con sello de garantía, o bien a través de “bancos” de relleno
de agua que proliferan por todas las colonias populares.
En este sentido, sería interesante determinar no sólo cuánto
pagan de Impuestos esos negocios y cuánto erogan por concepto de Derechos por
explotación del manto acuífero y que van a parar a las arcas del Gobierno del
Estado, la Comisión Nacional del Agua y, ya lo adivinó Usted, de la propia
dependencia que preside un José Alberto Alonso Ovando que, como se recuerda,
resultó electo diputado local en 2011, renunció una semana después, fue
nombrado titular de la CAPA y hoy pretende ser candidato a la presidencia
municipal de Othón P. Blanco.
Pero vaya, esto último sería “lo de menos”, ya que lo
importante es que, cual rico Mac Pato, el hombre navega en una auténtica
“piscina” de dinero en esa dependencia que, no de balde, es conocida como “caja
chica” del Gobierno del Estado y de la que no pocas candidaturas se han
financiado, al fin y al cabo que su gobierno interior lo constituye un consejo
de administración más privado que la iniciativa privada y que, por cierto,
preside el Jefe del Ejecutivo en turno, en este caso Roberto Borge Angulo.
Por otro lado, como seguramente sabrá Ud., los ingresos de
CAPA no sólo lo integran las cada vez más elevadas tarifas de consumo, sino
también por las no menos elevadas multas por falta de pago, así como por las
nuevas conexiones, reconexiones, constancias y otros que, tal vez desconocido
por muchos, implican un jugoso ingreso que sabrá Dios a dónde irán a parar,
pero que también afectan directamente a las compañías constructoras por
milímetro cúbico de agua de cada casa-habitación que entregan con ese servicio.
Así las cosas, cuesta mucho digerir el tener que pagar por
un servicio malo y un producto de mala calidad, ya que si la
dependencia-empresa distribuyera un líquido realmente potable y su distribución
fuera a través de equipo de calidad que evitara contaminación y filtraciones,
nos evitaría tener que adquirir agua embotellada e, inclusive, cualquiera
estaría dispuesto a pagar más por lo que hoy sólo sirve para el baño y lavar
trastes y ropa.
Con todo, júrelo Ud., cualquier quintanarroense estaría
interesado en conocer a ciencia cierta cómo se manejan los recursos de CAPA, ya
que, lamentablemente, ni al propio Congreso del Estado parece importarle que
sus representados paguen injustamente el sostenimiento de una burocracia en una
oscura dependencia más privada que la iniciativa privada ¿Por qué no hacer
públicas sus cuentas si no hay nada qué ocultar?
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO
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