Policía Estatal, corrupto, represor y mitómano |
Este día de manera arbitraria e ilegal y
por ordenes del superiores dos agentes de la Policía Estatal Preventiva (PEP),
detuvieron al reportero de esta casa editorial por más de tres horas, siendo
llevado a la cárcel pública de la Policía Municipal Preventiva (PMP), cerca de
las 13:00 horas.
En las inmediaciones de la colonia Del
Bosque de la capital del estado, los agentes estatales se emparejaron al
vehículo del reportero y sin más ni más lo obligaron a bajarse del vehículo, al
mismo tiempo que practicaron una revisión de rutina.
Los impertinentes agentes alegaron que
el reportero estaba consumiendo alguna sustancia toxica, cuando en realidad tan
solo se encontraba consumiendo en cigarro de tabaco. No obstante y pese a que
no encontraron ningún material ilegal procedieron a detenerlo. ¿A qué te
dedicas? Cuestionó un elemento estatal, por lo que el afectado respondió que
laboraba como reportero de una casa editorial, a los que ellos dijeron, “con
más razón te vamos a detener” y de inmediato procedieron a la detención.
Es importante mencionar que los malos
agentes todavía recibieron órdenes del general Villa Catillo, después de una
llamada para que procedieran a detener al comunicador, dejando entrever motivos represores y odio hacia las personas que evidencia la verdad.
Luego de que lo trasladaron a los
separos de la PMP, cuestionaron entre ellos, ¿por qué motivo lo ingresaremos?,
por lo que su compañero le respondió, por ultrajes a la autoridad, cuando en
ningún caso el reportero se resintió al arresto y mucho menos a la revisión.
Al fin de cuentas procedieron a ingresar
al comunicador por razones no claras, aún cuando en ningún
momento encontraron algo referente en el vehículo, y mucho menos en sus
pertenencias, por lo que el juez cívico de la PMP, procedió junto con el médico
en turno a practicar un minucioso examen médico para determinar si era correcto
la falta por la que los estatal ingresaban al detenido en mención.
Luego de dichas pruebas y de los
exámenes de alcoholímetro, se determinó que el comunicador no estaba bajo los
efectos de ninguna sustancia prohibida y mucho menos con aliento alcohólico,
por lo se procedió a la liberación inmediata.
Hay que detallar que los agentes
estatales actuaron de manera prepotente y con exceso de fuerza para detener al
comunicador, mostrando el desprecio hacia los que utilizan la libre expresión
para hablar con la verdad.
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