En primera fila
Severas, criticables leyes “secundarias”
Considerados “sagrados” entre los conceptos de la Constitución Política
Federal, los artículos 3, 27 y 123 se mantuvieron inalterables por
muchos años en nuestro país, ya que regulaban los temas en materia de
educación, petróleo y laboral, respectivamente, todos ellos “tabús” para
los legisladores mexicanos por la serie de cuestionamientos que han
surgido cuando se habla de ellas.
En el caso del artículo 27,
obviamente los políticos de izquierda han sido los tradicionales
“vigilantes”, principalmente perredistas y seguidores del mítico
presidente Lázaro Cárdenas, quien expropió el petróleo en 1938 y hasta
hoy le habían evitado al PRI maniobrar para lo que califican como
entrega del país a Estados Unidos ante cualquier eventual intento de
reformas.
Con el arribo del PAN al poder tampoco le fue mejor
que digamos cuando intentó modificar el 123 para una profunda reforma
laboral, que de uno u otra motivo se pospuso durante el sexenio de
Felipe Calderón Hinojosa, su más fuerte impulsor, aunque ahora se habla
de retomar el tema, que duerme el sueño de los justos en el Congreso de
la Unión.
Sabedores de que de un tiempo a la fecha ningún
partido había alcanzado una mayoría absoluta que le hiciera posible
legislar sin el apoyo de alguno de los otros dos partidos de mayoría, lo
más frecuente era “negociar” acuerdos con alguno de la oposición para
aprobar alguna reforma importante, con lo que dejaban solo al otro “no
oficial”.
A poco más de un año de gobierno, sin embargo, Peña
Nieto ha logrado el “milagro” de modificar uno de los tres artículos
“sagrados”, el tercero, y busca desesperado lo propio con uno más, el
127, aunque el costo político y social del primero ha alcanzado más allá
de los límites, con intensas movilizaciones de maestros inconformes en
14 entidades, sobre todo en el
Distrito Federal, donde apenas este miércoles por la noche se registró peligroso enfrentamiento policías-profesores.
En Quintana Roo apenas la semana anterior estuvo a punto de caer la
gota que derramaría el vaso, aunque, por fortuna, la sangre no llegó al
río, tras que un grupo de manifestantes agrediera a la escolta del
gobernador Roberto Borge cuando éste salía de palacio, mientras que este
miércoles, pese a prolongada lluvia, hubo nueva manifestación a las
puertas de la Secretaría de Educación y por la tarde numeroso
contingente cerró la circulación de vehículos en el kilómetro 19 de la
carretera Chetumal-Cancún-Escárcega, esto en apoyo a las manifestaciones
de todo el país y rechazo a la Reforma.
Ante la escasa
divulgación de las Leyes Secundarias para el funcionamiento de esta
“innovación”, cuyo “costo” han tenido que pagar los Estados, presentamos
las siete normas que han causado tanta polémica y escozor, sobre todo
la del Servicio Profesional Docente, cuya derogación exigen los
maestros, encabezados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE)
La primera, sobre “Nuevas reglas para la
asignación de plazas”, establece que las nuevas plazas docentes para
educación pública básica (preescolar, primaria y secundaria) y media
superior (bachillerato) se asignarán sólo por concursos de oposición,
preferentemente anuales. Hasta hoy, los gobiernos estatales las entregan
automáticamente a egresados de las escuelas normales o las venden otros
profesores, en una práctica ilegal,
En la segunda, “Se amplía
el perfil de aspirantes”, con lo que, en los primeros dos años a partir
de la vigencia de la ley, los concursos de oposición serán sólo para
egresados de las Normales, tras lo cual, cualquiera que cumpla el perfil
que definan las autoridades educativas podrá concursar por una plaza,
con lo que, se fortalecería el sistema educativo al permitir dar clase a
gente mejor calificada, independientemente de si estudió en una Normal.
La CNTE lo rechaza con el argumento de que habrá menos posibilidades de
trabajo para los normalistas.
Respecto a la tercera,
“Evaluación obligatoria”, obligará a profesores, directores, asesores y
supervisores a evaluarse periódicamente, de lo que
dependerá su
permanencia en el cargo. Esas evaluaciones las diseñará el autónomo
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), y las
aplicarán las secretarías estatales de Educación. El evaluado tendrá
hasta tres oportunidades de aprobar los exámenes en dos años, en los que
recibirá programas de regularización, o será cesado o reasignado.
Con
la siguiente ley, de “Sanciones para los reprobados”, los maestros de
nuevo ingreso -contratados después de entrar en vigor la ley- que
reprueben las tres evaluaciones perderán su plaza, mientras que a los
que estén en activo se les removerá de sus aulas, pero no se les
despedirá, sino se les reasignará a otra área del servicio público
-tareas administrativas, entre ellas- o bien se les exhortará a
jubilarse.
El tema ha causado la mayor molestia entre la CNTE,
que considera que esta medida atenta contra sus derechos laborales, ya
que les hará perder estabilidad en el empleo, y dicen no oponerse a la
evaluación, sino a que ésta implique “castigos”.
En torno a la
quinta ley, “Los resultados de la evaluación”, el INEE difundirá los
resultados de las evaluaciones, pero considerará “datos personales” las
calificaciones de cada profesor y no las revelará. Sólo informará los
resultados por escuela o entidad, aunque los senadores del PAN
propusieron transparentaran las calificaciones para que los padres
conozcan el desempeño del maestro de sus hijos. Tanto el PRI como el
PRD, sin embargo, rechazaron el planteamiento.
“Castigos para
faltistas” es la sexta ley, que establece que al maestro que falte sin
justificación al trabajo más de tres días en un mes se le dará de baja,
con lo que, según los legisladores priístas, se garantizaría continuidad
en las clases, aunque quienes reciban esta u otras sanciones podrán
apelar ante los tribunales laborales.
La última les, de “Límites
a los comisionados sindicales”, indica que los profesores que acepten
un cargo o comisión sindical deberán recibir su sueldo de esa
agrupación, no del Estado, con lo que se busca limitar el aumento de
“comisionados” sindicales, es decir, quienes realizan tareas para su
gremio, pero siguen cobrando como si dieran clases.
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos utilizar un lenguaje formal