En primera fila
Abuxapqui, ¡con el pie izquierdo!
Mas,
pero muy mal inicio de administración resultó el de quien por segunda
ocasión se convirtió en presidente municipal de Othón P. Blanco, Eduardo
Espinosa Abuxapqui, sobre quien no habíamos dicho ni media palabra
porque no era posible calificar lo que se desconoce, aunque,
lamentablemente, columnistas convenencieros, acostumbrados a esos
menesteres -claro, por así convenir a SUS intereses- se deshicieron en
halagos desde el primer día de ese largo trienio.
Aunque resulte
increíble, apenas este jueves leíamos frases como “estamos seguros que
hará un buen trabajo”, o bien que cambiaría totalmente la imagen de esta
capital por contar con un equipo capaz, con experiencia, y de ahí que
nos preguntábamos si realmente hacían un verdadero ANALISIS, ya que, de
ser así, tendríamos qué preguntarles si vivimos en dos lugares
diferentes, o bien califican de acuerdo con las necesidades de su
cartera, pero no del lector, al que se le debe respeto.
Por
principio de cuentas, ¿cómo calificar de honesto o bien intencionado a
un funcionario cuando incluye entre sus colaboradores a gente de dudosa
calidad moral? Se podría “entender” que no le haya quedado más remedio
que integrar parte de su Cabildo y hacer campaña con ellos porque así se
lo hayan impuesto desde su partido -el PRI, en el caso de Espinosa
Abuxapqui-, pero a los demás los nombró él mismo, sin ninguna presión.
Al
igual que todo mundo, nos referimos particularmente a los casos
concretos de quienes un colega y amigo calificó como “sobrevivientes de
la catástrofe villanuevista”, esto es la vitalicia titular de la
Contraloría Municipal, Teresita Quivén Feria; el tesorero, César Euán
Tun, y el director general de la
Policía Municipal Preventiva, Gumersindo Jiménez Cuervo, la primera de ellas con el caso más “extraño”, aunque más claro.
Si
el sentido común no nos falla, el principal objeto de mantener a la
desangelada funcionaria es proteger al ex alcalde mitómano, Carlos Mario
Villanueva Tenorio, quien, sin ser adivinos, podrá esperar
tranquilamente que su padre Mario Villanueva Madrid abandone la cárcel
de Nueva York, o bien visitarle cuantas veces desee, ya que cuenta con
suficiente tiempo y el dinero que le regateó a los trabajadores del
Ayuntamiento -y muy probablemente pellizcó del préstamo de 274 millones
de pesos- para ese efecto.
La primera pregunta que se nos vino a
la mente con la ratificación de Quivén Feria es si no existen más
contadores públicos en Chetumal o por qué el nuevo munícipe no echó mano
de las decenas de profesionistas chetumaleños del ramo que ruegan por
un empleo digno, por el que se “quemaron” las pestañas durante muchas
noches de desvelo. Quizá sea por falta de “padrino”, que no de
capacidad, aunque quizá porque “es mejor malo por conocido, que bueno
por conocer”.
Y es que para ese efecto, la funcionaria se pinta
sola. No de balde fue quien “operó” con el mismo cargo desde el
malogrado trienio de Andrés Ruiz Morcillo, cuando, en contubernio con el
entonces oficial mayor y el tesorero, Luis Montúfar Bailón y José
Gabriel Polanco Bueno, respectivamente, “ajustaron” las finanzas de la
Comuna para evitar que aquél Alí Babá o alguno de sus 40 ladrones se
fuera a la cárcel a pesar del evidente desastre financiero e irregulares
contratos como los de las famosas lámparas “Leds” y permisos para
gasolineras, entre otros.
En el caso de Carlos Mario, a quien se
llegó a calificar como “Espíritu Santo” porque todo mundo sabía de su
existencia, pero nadie lo podía ver, habría ocurrido casi, casi lo
mismo, ya que para nadie fue un secreto -excepto para la Auditoría
Superior del Estado- que durante la gestión del “Junior” se dio una
serie de irregularidades en “TODAS” las áreas del Ayuntamiento,
principalmente, por ser más notorio, en Servicios Públicos Municipales,
todo ello solapado, “curiosamente” por la Contraloría.
En este
sentido, resulta exageradamente obvio que la funcionaria conoció
totalmente el entramado manejo de las finanzas municipales, y que, de
ser necesario -claro, de existir buena voluntad- pondrían tras las rejas
al hijo del ex gobernador preso, aunque también es obvio que Espinosa
Abuxapqui está consciente de ello, pero, estamos ciertos, jamás tuvo la
intención de castigar a su antecesor. El tiempo nos dará la razón.
Ahora
bien, ¿por qué retuvo a Euán Tun? Muy probablemente tampoco por ser el
único capaz de manejar recursos públicos ni por el ser el mejor o el
único contador de Chetumal. Ya lo adivinó Usted: Por saber el
“tejemaneje” de las finanzas municipales, en el entendido de que es más
fácil componer las cosas para quien las descompuso, tal y como es más
fácil encontrarlas a quien las extravió o escondió.
La más
extraña de las ratificaciones fue la de Jiménez Cuervo, quien sólo
podría aducir que su fracaso al frente de Seguridad Pública municipal es
que nunca lo dejó trabajar a su modo el odiado Bibiano Villa Castillo
-de ser así, lo seguirá haciendo, por lo que se ve-, ya que no creemos
que haya influido su gusto por las bebidas espirituosas.
De uno u
otro modo, se esperaba que quien ascendiera sería el hasta entonces
director operativo, Luis Germán Sánchez Méndez, cuya alta preparación
académica y profesional universitaria y en el extranjero, así como su
experiencia policiaca hubieran sido mejor garantía de resultados, aunque
“el gordo” Espinosa no lo vio de esa manera, lo que aprovechó el nuevo
alcalde de Tulum para llevárselo como director general.
Sobran
temas sobre este malogrado arranque de trienio, entre ellos la
pretensión de endrogar de nueva cuenta al Ayuntamiento, ahora con un
empréstito por 80 millones de pesos que el munícipe insiste en que no se
trata de deuda, sino “de dinero fresco (¿?), aunque también sigue
pendiente el tema de otro “nombramiento” de Abuxapqui, el de Normando
Medina Castro, pero la columna se hizo demasiado larga, por lo que ya
continuaremos con este inicio con el pie izquierdo.
*Luis Angel Cabañas Basulto
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