En primera fila
¡Se “desmorona” Carlos Joaquín!
Si bien es cierto que toda lucha es válida en materia
política y que estamos a tres larguísimos años de distancia de la sucesión
gubernamental por Quintana Roo, la verdad es que pocos priístas se han atrevido
a sacar la cabeza para “destaparse” como eventuales aspirantes a suceder a
Roberto Borge Angulo y convertirse en
el octavo mandatario constitucionalmente electo de la entidad.
Con muy pocas o nulas posibilidades,
otros más lo hicieron desde el sexenio anterior, o bien suelen hacerlo, sin
embargo, con el único objeto de “sumarse al bueno” a última hora para buscar
alguna posición o consolidarse, tal y como ocurrió durante la más reciente
sucesión, cuando, por lo menos, “aparecieron” hasta 14 aspirantes, asómbrese
Usted, hasta simples directores de dependencias.
Asimismo, se incluyen casos de otros aspirantes
que, tan sólo por su “cara bonita”, pero con nula capacidad, se apuntaron en la
numerosa lista, aunque, dado su pésimo desempeño en los últimos meses, han
desaparecido automáticamente de entre quienes buscan convertirse en Jefe del
Ejecutivo, como es el caso de la AUN titular de la Secretaría de Educación en
el Estado -empezaremos una cuenta regresiva para su cambio-, Sara Latife Ruiz
Chávez.
El caso de la aún funcionaria es muy
particular porque ha sido la única persona que logró unir a los quintanarroenses,
pero en contra suya, tras el “despapaye” que armó desde su arribo a la
Secretaría, donde corrió personal sin ton ni son, muchos de ellos sin deberla
ni temerla -entre ellos al entonces director de Comunicación Social, Jorge Cruz
Escalante-, y el tremendo lío en que metió al gobernador con el sector
magisterial ¿Se imagina Ud. si hubiera sido gobernadora?
También de suyo particular es el caso
del recién desempacado alcalde de Othón P. Blanco, Eduardo Espinosa Abuxapqui,
quien formó parte de esa lista de “suspirantes” y que muy probablemente vuelva
a encender sus veladoras por la “silla” del Boulevard Bahía, ahora con menores
o nulas posibilidades por su escaso margen de maniobra política desde esta
capital, a menos que se la pasara viajando a la metrópoli, como fue el caso de
su antecesor, su visiblemente defendido y dolorosamente recordado por los
othonenses, Carlos Mario Villanueva Tenorio.
Tenemos muchos argumentos sobre el tema
-seguramente Ud. también-, pero lo cierto es que el hombre sólo tendría
posibilidades por decreto divino, no así otros funcionarios, como serán los
casos del actual secretario de gobierno y del subsecretario de Turismo federal,
Gabriel Mendicuti Loría y Carlos Joaquín González, respectivamente, aunque,
repetimos, estamos a demasiada distancia del hipotético caso, y muchas cosas
podrían ocurrir.
Con todo, los dos ex alcaldes de
Solidaridad serían dignos rivales en una eventual confrontación, no así el
flamante nuevo alcalde de Benito Juárez, Paul Carrillo, a quien, pese a su
escaso camino recorrido en la madre polaca, malas “amistades” han comenzado a
“inflarlo” -periodistas, entre ellos- y a sobredimensionar sus posibilidades
tras haber echado de palacio municipal al PRD… al menos por el momento.
Las cosas parecerían facilitarse para
Carlos Joaquín, primero porque, cual Vicente Fox, se ha requetecontra
anticipado a los hechos y los tiempos para armar una pre-precampaña a la
pre-precandidatura y segundo porque el propio Mendicuti Loría se ha auto
descartado como eventual aspirante a la candidatura y sólo está preocupado por
consolidar el sexenio de Borge Angulo, a quien dice deberle sólo lealtad.
Apenas hace algunas semanas, cuando
surgió el insistente rumor sobre la supuesta licencia del mandatario y el
ascenso legal del secretario de gobierno, éste dijo que, en el hipotético caso,
sólo lo haría para cumplir las formalidades de rigor y no se negaría sólo por
tratarse de cubrir parte de un sexenio, ya que no aspira al periodo completo,
sino simple y llanamente a “cumplirle como soldado al gobernador”.
Carlos Joaquín, en cambio, se muestra
más entusiasmado que nunca en volver a intentarlo, y armado equipos de trabajo
con personalidades de todos los sectores, lo que es perfectamente válido -cada
quién se rasca como puede-, aunque con las naturales equivocaciones de
cualquier inicio de empresa, en su caso con el nombramiento de sus
representantes en la Zona Sur.
Ignoramos quiénes trabajen para él en el
Norte, pero en la región centro-sur confió en dos antiguos conocidos suyos, uno
de ellos Francisco Atondo Machado, ex colaborador de Carlos Mario, presidente
municipal del desempleo, mientras que el segundo es otro personaje cuyo negro
historial indigna a los othonenses: “El Huesito” Moisés Pacheco Briceño.
También ex alcalde de Othón P. Blanco
-pareciera que la mala suerte persigue a este municipio-, el ex funcionario,
con poco éxito, se ha dado a la tarea de convocar a sus escasas amistades a
sumarse a la tarea de promover la imagen de Carlos Joaquín, aunque con la suya
propia nunca ha podido recuperarse del historial que dejó durante el trienio
que le obsequió el entonces gobernador Joaquín Hendricks Díaz.
Lo cierto es que “chico favor” le hace
a las pre aspiraciones del funcionario de Turismo, quien ignoramos por qué no
buscó peores alternativas que el de quien también fuera Secretario de
Administración, subsecretario de Ganadería y titular de la Comisión para la
Juventud y el Deporte, de ésta última a punto de seguir rumo a la cárcel por el
desvío de 5 millones de pesos en 2004.
Entonces alcalde de OPB por primera
ocasión, el propio Espinosa Abuxapqui heredó de Pacheco Briceño el sospechoso
manejo de recursos en la supuestamente fallida millonaria adquisición de
camiones urbanos que debió pagar la Comuna, aunque también muy probablemente lo
ignore Carlos Joaquín, así como de la sospechoso progreso del rancho “El
Unicornio Azul” de Xul Ha, propiedad de Moi.
Ahora bien, si de ignorar cosas se
trata, seguramente el subsecretario de Turismo tampoco sepa cómo maneja Atondo
Machado los recursos destinados a promocionar su imagen, aunque, puede Usted
creerlo, con fuerte aroma a bebidas etílicas que probablemente le justificará
aquél con facturas de “alimentos” de reuniones, o bien con otros conceptos nada
difíciles de inventar para los políticos.
No
de balde diversas organizaciones sociales se han negado a trabajar al lado de
este personaje que, junto con Pacheco Briceño, vienen dando al traste con una
incipiente pre-pre-precampaña. Con “amigos” así, nos preguntamos, ¿para qué hacerse
de enemigos?
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
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