Chetumal.-
Antonio de Atocha Salgado, conocido chetumaleño dedicado al control de plagas,
es sin duda uno de los personajes que se ha caracterizado por ser déspota y
avaro, sin contar que contrata personas de categoría ingenuas para explotarlos con
horas extraordinarias y con sueldos miserables. Por si fuera poco pretende
engañar a estos, con respecto a las prestaciones de Ley, la cual las
distorsiona mencionando que lo hace por ser buena persona, lo cual es falso, de
acuerdo a información evidenciada por ex empleados y empleados de esta persona.
Para
quien no conoce de cerca a este personaje bastante nefasto, es propietario de
la licencia sanitaria para el control de plagas, la cual denominó “El matador
de Plagas de Quintana Roo”, quien pretende engañar a sus subordinados con
respecto a las prestaciones de Ley, que para él, son obligación otorgar, como
son reparto de utilidades, aguinaldo, entre otras obligaciones patronales,
alegando que dichos beneficios los realiza por ser buena gente y considerado
con sus empleados.
Lo
anterior ha sido evidenciado por varios de sus empleados y ex empleados,
quienes relataron dichos acontecimientos. Obviamente no hay quien le crea sus
mentiras, pues todos conocen por lo menos sus derechos laborales y obligaciones
patronales, mucho menos consideran que sea buena gente, no obstante la mayoría
acepta el empleo, debido a que en la capital hay pocas ofertas de trabajo y
prefieren aguantar su carácter déspota.
De
acuerdo a información proporcionada por un ex empleado de dicho lugar, el cual
omitió sus generales por temor a esta persona, evidenció lo antes mencionado,
Atocha Salgado o mejor conocido como Atocha, alega no tener obligaciones
patronales como lo marca la Ley Federal del trabajo, como es el caso del
reparto de utilidades y aguinaldo. “Yo doy aguinaldo solo por ser considerado y
no porque sea mi obligación, ya que a mi ningún cliente me da aguinaldo”,
palabras textuales de don Atocha, cuando en realidad es obligación de dar esta
derecho a sus trabajadores.
También
explota a sus subordinados con horarios que rebasan las doce horas diarias,
pues exige que su personal ingrese a sus oficinas, la cual es su domicilio
particular a las 08:00 horas, hasta 20:00 o 22:00 horas, esto, si bien les va a
los empleados.
Es
importante mencionar que el susodicho no paga impuestos, pero si le presta
servicios de fumigación al sector salud, los cuales avalan que esta persona
haya participado en los concursos para ser proveedor, pese a no contar con
licencia de funcionamiento, la cual expide el municipio capitalino, no paga
basura, además de que no cuenta con las medidas de seguridad reguladas por
Protección Civil, pues las instalaciones de este giro peligroso por ser
manejador de material toxico, lo ha instalado en su domicilio particular
ubicado sobre la calle Milán #246 de la colonia Italia.
Hay
que mencionar que Atocha, maltrata a sus
empleados, pues aun cuando estos están en servicio no deja de alzarles la voz,
regañándolos para que hagan “bien” su trabajo, lo cual es incómodo no solo para
estos, también para los clientes que se han notado la forma antisocial con la
que trata a sus empleados.
Además
de lo anterior expone a estos a intoxicación por estos productos químicos, pues
no les brinda protección adecuada para aplicación de plaguicidas, en pocas
palabras, los hace trabajar y preparar químicos sin guantes, sin mascarillas o
en su defecto, cubre bocas, para lo cual debe ser mascas doble filtro, entre
otras anomalías.
Sin
duda alguna, Antonio de Atocha, no solo ha sido etiquetado por las personas que
los rodean como déspota y avaro, sino también ha sido catalogado como morboso,
pues cada vez que acude a fumigaciones en las instalación del Poder Ejecutivo,
no deja de mal mirar a las empleadas de dicho edificio, lo cual hasta los
mismos supervisores de las fumigaciones se han dado cuenta, no obstante, evitan
hacer comentario alguno para no tener roces con el mentado Atocha, pues alega
tener buena relación con directivos de gobierno.
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