En primera fila
¡La prensa vs Carlos
Mario!
Ante las cada vez más cercanas elecciones
locales para diputados y presidentes municipales de Quintana Roo, las
expectativas crecen en torno a quienes serán los relevos de los 25 legisladores
y de uno que otro alcalde, ya que, quiérase o no y si el diablo no mete la
cola, la mayoría de éstos está prácticamente “amarrada” desde hace varios
meses, algunos, inclusive, desde el momento de incorporarse a la XIII Legislatura.
En efecto, como si resultara más
atractivo el cargo -lo es, en parte, por el volumen de recursos que se
manejan-, los nombres de los aspirantes a las presidencias “suenan” por todos
lados, más para el caso de los que han soltado billetes a los medios de
comunicación para parecer funcionarios non plus ultra, sobre todo en el caso de
Othón P. Blanco, donde existen no menos de una docena de precandidatos.
Irónicamente, pese a que el mitómano
Carlos Mario Villanueva Tenorio dejará por herencia un municipio en ruinas y
con un millonario adeudo, los “tiradores” se multiplican por todos lados e,
inclusive, se habla de que el coordinador priísta del Congreso del Estado,
Eduardo Espinosa Abuxapqui, se había aventado a repetir como munícipe, pese a
que las condiciones no son las mismas a las de su primer periodo.
Pero además, el reto no será el mismo,
ya que, por ejemplo, tras concluir su trienio se puso de manifiesto que sólo
una mínima parte de su presupuesto llegó al decaído campo othonense, al grado
tal que una de las principales demandas a su sucesora, Cora Amalia Castilla
Madrid, es que el hombre sólo visitó algunas comunidades -las más cercanas a
Chetumal-, por lo que había lugares donde sólo conocían su nombre por la radio.
Claro, Eduardo se había enfocado al
embellecimiento de esta capital para que estuviera a la vista de todo mundo, y
de ahí que algunos lo calificaran como el mejor alcalde de Chetumal, claro
podría serlo comparativamente con el “villanuevita”, además de que aquél supo
explotar políticamente su imagen, particularmente a través de los medios de
comunicación, donde, dígase lo que se diga, su Coordinador de Comunicación
Social, el periodista Rafael Briceño, jugó un papel determinante ante los
compañeros del medio.
Bueno, al menos Espinosa Abuxapqui
sabía para qué sería esa dependencia y presumía de una excelente relación que
hoy adolece ante los reporteros, inclusive los de la fuente misma del Congreso
del Estado. En el caso del soberbio Carlos Mario, por el contrario, ése fue
principalmente su “talón de Aquiles”, al igual que su excesiva ambición por los
dineros, los públicos desde luego.
Desde el principio de su periodo
sostuvo enfrentamientos con la prensa, inclusive de manera pública, al grado
tal que requirió de contratar ¡hasta cuatro directores generales de
Comunicación Social en menos de dos años! Nos recuerda el caso de su padre, el
ex gobernador Mario Villanueva Madrid, en cuyo sexenio desfilaron siete
directores en el área, el último de ellos Roberto Andrade Uscanga.
Por cierto, el buen “Robin” también
entró al quite en el Ayuntamiento, donde relevó a Víctor Pavón, aunque con el
carácter, trato e indiferencia de Carlos Mario, se vio en la necesidad de
renunciar en menos de 4 meses, lo que significó un duro golpe para el munícipe,
que echó chispas al principio, desde luego sólo por su egolatría, aunque
posteriormente minimizó los hechos porque, como hasta hoy, repetimos, la prensa
le vale mangos.
Imagínese Usted qué tan grave es su
caso, que, pese a los principales objetivos de la oficina, sólo durante 6 meses
se compraban los principales periódicos para las “banderas” -hoy cada
trabajador compra y esconde su periódico-, sólo cuenta con 3 computadores a
medio morir con sus virus y, pese a que laboraban al menos 4 féminas, entre
ellas su propia coordinadora, sólo cuenta con una apestosa pequeña bodega
improvisada como baño, aunque carece de agua.
Por si fuera poco, alrededor de 8 meses
operó con una sala de recepción a oscuras, ya que los propios trabajadores de
la oficina debieron hacer una “coperacha” para comprar una lámpara. Asimismo,
en por lo menos 4 oportunidades le “cortó” la luz la CFE por falta de pago, y
así permanecía por días pese a que estaban enteradas tanto la Oficialía Mayor
como la propia Secretaría General. En una ocasión, inclusive, se le debió
prestar dinero al propietario de la lonchería vecina, y en otra se organizó
otra cooperación.
El presidente del desempleo estaba
enterado de todos esos problemas. No de balde recorría las diversas
dependencias, aunque sólo para amenazar a los trabajadores de que los
despediría de no rendir más, aunque también escuchaba demandas, pero sólo eso,
escucharlas porque jamás se supo de algún problema resuelto, lo que obligaba a
la gente a pasar horas y horas infructuosamente ante su oficina, donde su
secretario particular Jorge Rejón se encargaba de los pretextos.
Mejores testigos de esas interminables
esperas fueron los representantes de los medios de comunicación, que buscaban
inútilmente que el hombre les pagara por lo menos algún abono por concepto de
facturas de publicidad, pero sólo encontraban con mentiras y pretextos. Carlos
Mario se ocultaba una y otra vez, al grado tal que mentía en los boletines
sobre su supuesta agenda personal para evitar encontrarse con la prensa.
Por si fuera poco, previo a las
recientes elecciones federales dio la orden de que no se emitiera ningún
boletín desde Comunicación Social para evitar sanciones por publicidad, pero la
orden era hacerlos sólo para periodistas “amigos” y a través de correos
electrónicos y computadoras personales de sus trabajadores, por lo que, en
teoría, la oficina de prensa dejó de laborar 3 meses, excepto para el monitoreo
de información de medios.
En fin, que este será tan sólo uno de
los renglones en los que deberá poner especial atención el próximo presidente
municipal, ya que los demás ¡son conocidos hasta por los propios vecinos!