Política y sociedad

lunes, 25 de marzo de 2013

“Tiradores”, ¡por todos lados!

En primera fila
                        
                                                         
        Si bien por “derecho” corresponde a los diputados locales aspirar con mayores posibilidades a una presidencia municipal, es larga la lista de quienes, sin ser legisladores, desearían convertirse en primera autoridad de su municipio, así como de otros políticos que, por el simple hecho de considerarse leales con su partido y contar con alguna trayectoria, también consideran que debieran ser incluidos entre los “posibles”.
         Este es precisamente el caso de Othón P. Blanco y alguna otra demarcación, donde la política del “descarte” sigue siendo una alternativa de superación en la administración pública, no sólo respecto a la misma alcaldía, sino a los diversos cargos de nivel inmediato superior, por lo que la mayoría se congratula con la caída, renuncia, cambio o término de gestión de su superior jerárquico ante la posibilidad de heredar el cargo.
         Algo similar ocurre en el Ayuntamiento capitalino, donde, con un mitómano Carlos Mario Villanueva, al que le quedó excesivamente grande la “camiseta” que le heredó su correligionario priísta Andrés Ruiz Morcillo -pero sólo por el tamaño de la encomienda-, más de una docena de funcionarios se siente con mayores espolones para rescatar al buey de la barranca.
         Inclusive desde antes que se evidenciara la incapacidad del gobierno municipal, no pocos se habían apuntado a sucederle y promoverse por cualquier medio posible, por ejemplo en el caso de su mismito secretario particular, Jorge Rejón Chan, quien dice haber buscado la alcaldía durante el proceso anterior o, por lo menos, una diputación local, principalmente a través de redes sociales y un grupo de jóvenes.
         Convertido en el “filtro” para impedir que los othonenses pudieran reunirse con su jefe para reclamar -antes fungió como director de Desarrollo Turístico municipal-, el eventual triunfo del funcionario, sin embargo, sólo serviría como “tapadera” de las mil y un irregularidades de este triste trienio que dejará más de tres tristes tigres, otro de ellos el secretario general del Ayuntamiento, “El Chino” Miguel Can Bardales, quien inició “su campaña” desde el arranque del periodo.
         Factura heredada del sexenio de Mario Villanueva Madrid, Can Bardales también diría estar dispuesto a aceptar “por lo menos” una diputación, aunque sus mentiras también son características que se le “pegaron” de su jefe Carlos Mario, por ejemplo respecto a la nomenclatura de calles que el año pasado aseguró que se había resuelto en su totalidad con la colocación de letreros con los nombres de las calles de todas las colonias. ¿Cuánto le habrá crecido la nariz? ¿Más que al alcalde?
         Con todo, el Cabildo fue el principal afectado con la locura de la presidencia municipal, más aun cuando se habló de la posibilidad de que “El Junior” no pudiera concluir su periodo, por juicio político, por órdenes de “arriba”, por una supuesta enfermedad cardíaca (ja, ja, ja), etc. Uno de los primeros en apuntarse fue el regidor Ernesto Bermúdez Montúfar, quien nunca ha desperdiciado la oportunidad de promoverse por cualquier medio.
         Otra regidora a la que se acusó sistemáticamente de deslealtad y de buscar un eventual interinato es Míriam Sánchez Osnaya, quien, sin embargo, realizó mayor trabajo encomiable que sus compañeros y se mostró contraria a los “manejos” turbios de Villanueva Tenorio. La mujer también fue víctima de no pocos compañeros del medio que, convertidos en misóginos, no se cansaron de verter comentarios inmorales en su contra.
         Ex directora de Participación Ciudadana durante el trienio de Ruiz Morcillo, de donde emigró al CDM del PRI, y recién nombrada titular de un organismo político priísta, la también regidora Irazú Sarabia May se suma a la lista de aspirantes, aunque también actuó como cómplice del soberbio alcalde del desempleo, al que, para “taparle el ojo al macho”, se la pasó criticando al munícipe por la falta de reglamentaciones, entre ellas de gasolineras, pero jamás denunció los malos manejos de Ruiz Morcillo.
         Hasta aquí sólo nos habíamos referido a funcionarios del PRI y de OPB, aunque también habría de incluir en la lista de suspirantes al regidor perredista Alejandro Castillo Aguilar, quien aspira a la alcaldía de Bacalar, donde le esperan huesos duros de roer. Otro más de la oposición que, sin embargo, aspira a una diputación local es el panista Juan Carlos Pallares Bueno.
         Lo cierto es que, aunque ninguno de los arriba mencionados tendría la suficiente capacidad o méritos para aspirar a suceder al mitómano Carlos Mario -si acaso Míriam Sánchez-, ya que ninguno tuvo el suficiente valor para denunciar sin medias tintas la administración fraudulenta de la que hasta hoy más de 550 trabajadores se han quedado sin trabajo -¿cuántos de ellos serán sindicalizados?-, o bien de promover uno de esos juicios políticos que se han puesto de moda por todo el Estado.
                Hasta donde se ha dicho, cuantas veces intentaron levantar un dedo para sepultar a Carlos Mario habría intervenido el gobernador Roberto Borge para impedirlo a través de diversas reuniones con su entonces secretario de gobierno, Luis González Flores, hoy titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural e Indígena. ¡Cuántas cosas se hacen a espaldas del pueblo!
         Por cierto, el término “tiradores” se aplica a las personas que están a la espera de la más mínima oportunidad para aprovecharla.   
 Por Luis A. CABAÑAS BASULTO

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