Política y sociedad

domingo, 14 de abril de 2013

¡Funcionario policiaco en el patíbulo!



En primera fila
                     
  ¡Funcionario policiaco en el patíbulo!
                                                          
         No, no nos referimos al consentido del gobernador Roberto Borge Angulo en la Secretaría de Seguridad Pública, Bibiano Villa Castilla, sino al Comisionado de Seguridad Pública, Manuel Mondragón y Kalb, quien, de ser congruente el presidente Enrique Peña Nieto en el sentido de aplicar rigurosamente la ley por igual a todos los mexicanos, no sólo estaría a un paso de quedarse sin chamba, sino de ocupar un camastro en alguna penitenciaría.
         En efecto, si la información de diversos medios nacionales no fue errada, el funcionario fue quien coordinó el operativo registrado el pasado 1 de diciembre pasado en diversas calles de la ciudad de México, cuando, con ocasión de la toma de protesta de Peña Nieto, grupos de anarquistas realizaron una manifestación que, sin embargo, motivó la detención arbitraria de más de un centenar de inocentes, así como violaciones al debido proceso y a los derechos humanos.
         Tras más de cuatro meses de investigaciones, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal emitió la recomendación 7/2013 a la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, la Secretaría General de Gobierno y al Tribunal Superior de Justicia del DF por múltiples violaciones a los derechos fundamentales.
         Conforme al documento, las autoridades de la ciudad de México involucradas en los hechos de ese día, a los que calificó como deficientes, “actuaron de manera desorganizada y reaccionaron de manera notoriamente desproporcionada”, lo que derivó en la violación al derecho a la seguridad personal, libertad personal, integridad personal y libre manifestación de 102 personas, 99 de ellas detenidas arbitrariamente, ya que ni siquiera estaban involucradas.
         La investigación también demostró distintos grados de brutal policial en seis casos en los que se infringieron múltiples golpes, vejaciones de connotación sexual, lesiones con dispositivos eléctricos y agresiones verbales, en tanto documentó 30 casos de uso irracional y desproporcionado de fuerza de las policías.
         Cuatro meses después, se dio a conocer que el Ministerio Público acusó a todos los detenidos por “ataques a la paz pública”, sin diferenciar entre quienes no debieron consignarse por su “evidente inocencia” o quienes tal vez debieron ser por daños en propiedad privada, al patrimonio público o lesiones.
         Con todo, Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Fray Francisco de Vitoria, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, la Red Nacional de Organismos Civiles en la materia “Todos los Derechos para Todos”, la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos, Fundar, el Comité Jurídico de Derechos Humanos YoSoy 132 y la Liga Mexicana por la defensa de los Derechos Humanos, exigieron al gobierno capitalino aceptar y cumplir la Recomendación, y a las autoridades involucradas, aceptar públicamente su responsabilidad.
         Según Derechos Humanos, el peor caso de brutalidad fue el de Marcos Uriel Polo Guzmán, quien, detenido y sometido por la policía capitalina y de investigación, recibió más de 200 golpes, por lo que no pudo ser presentado ante el MP, en tanto expresó su preocupación por el “Protocolo de actuación policial de la Secretaría de Seguridad Pública del DF para control de multitudes”, que consideraron violatorio de los derechos humanos.
         Ante esa costumbre con los indefensos detenidos, la Comisión se pronunció por el trato cruel, inhumano y degradante contra 58 consignados al Reclusorio Preventivo Varonil Norte, en cuyo ingreso al área de aduanas fueron desnudados y obligados a hacer ejercicios, con “una clara intención de humillar y disminuir a las personas”, por lo que solicitó investigar a la Fiscalía Especial en delitos cometidos por Servidores Públicos, por abuso de autoridad de las policías y personal ministerial.
         Los abusos y atropellos contra los detenidos fueron múltiples y de lo más variados, ya que lo mismo se detuvo a quienes daban seguimiento y cobertura a la manifestación (fotos, videos y grabaciones) y los que se acercaron a auxiliar a otros agredidos físicamente por la policía, que a las personas que circunstancialmente estaban en  el lugar (trabajo, compras, paseo o curiosos), cuatro de ellos torturados, tres con choques eléctricos y uno con tormentos físicos graves.
         Quizá al final de cuentas se trate de cargarles la mano a autoridades dependientes del Jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, y aunque también se evidenció la presencia de personas vestidas de civil con guante negro, que se mezclaron entre las fuerzas policiacas y actuaron como provocadores, quien ordenó y coordinó en todo momento la respuesta de los agentes fue el mismito Mondragón y Kalb, quien ahora está encargado del “control” de la manifestación magisterial guerrerense.
         Así las cosas, ante la Recomendación de Derechos Humanos, que no incluye solicitar el castigo de Mancera o de Mondragón, el país espera atento el papel que adoptará Peña Nieto, aunque es de esperarse que no vincule a ninguno de aquéllos, sino a “chivos expiatorios”, por lo que seguimos pensando que el caso de la ex lideresa Elba Esther Gordillo fue una simple llamarada de petate, un simple caso personal, que nada tiene que ver con el verdadero espíritu de justicia.
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO

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