Política y sociedad

viernes, 28 de febrero de 2014

Enriquecimiento de edil, ¿inexplicable?


En primera fila

Por Luis A. CABAÑAS BASULTO
En un nuevo, aparente caso de impunidad política en Quintana Roo, el lunes se publicó lo que se tituló como enriquecimiento supuestamente inexplicable de un funcionario chetumaleño que, al igual que muchos otros, no necesariamente oriundos de Chetumal, se han hecho de recursos no justificables a través de sus sueldos, salarios, dietas o como quiera llamarle.
La “noticia”, por llamarla de algún modo, se refiere al presidente municipal de Othón P. Blanco, Eduardo Espinosa Abuxapqui, a quien le atribuye 19 propiedades con un valor de casi 57 millones de pesos que, en teoría, están asentados en el Registro Público de la Propiedad, a los que se agrega un rancho y un enorme terreno que, supuestamente, no figuran a su nombre, pero que le pertenecen según vox populi.
Conforme a la nota, que firman Juan Palma y Luciano Núñez, en el sentido de que “durante sus años como alcalde, diputado local y federal, ha amasado 19 propiedades en Chetumal, Bacalar y Mahahual”, Espinosa Abuxapqui “ha sacado provecho de sus posiciones políticas para hacerse de una inexplicable riqueza a base de bienes raíces de gran plusvalía”.
Puntualiza que esta opulencia contrasta fuertemente con sus medios, ya que, de sumarse los ingresos percibidos en sus cargos, sólo habría podido adquirir la mitad de su mansión, valuada en 15 millones de pesos, para lo cual habría tenido que ahorrar hasta el último centavo en la última década para amasar ocho millones de pesos.
El texto dice también que -a precios actuales, suponemos-, tan sólo esa vivienda del funcionario, al que compara con moderno “Rey Midas”, cuesta unos 15 millones de pesos y se ubica en la calle Presa la Amistad, en la exclusiva colonia Campestre de Chetumal, en tanto sus inmuebles de Mahahual y Bacalar “valdrían poco menos de siete millones”.
Según Palma y Núñez, como alcalde, Espinosa Abuxapqui -iniciado en la política en los 70s, el otrora gerente en una refaccionaria de autos ha flotado por sobre los vaivenes políticos a base de institucionalidad, dicen- percibe 61 mil 432 pesos mensuales, que en un año sumarían 737 mil 184 pesos, y ascendería a 2 millones 211 mil 552 pesos al concluir su gestión, similar a la que habría obtenido durante su primer trienio como munícipe (2002-2005) “con valores actualizados”, aclaran.
Al menos, como presidente de la XIII Legislatura local, ganaba 54 mil 865 pesos mensuales (658 mil 380 pesos anuales), por lo que habría “reunido” un millón 975 mil 40 pesos, mientras que como diputado federal (2006 -2009) percibía 152 mil 303 pesos mensuales, con lo que en dos años sumaría tres millones 655 mil 272 pesos.
En total, resume la nota, Espinosa Abuxapqui obtuvo poco más de ocho millones de pesos que, sin embargo, no “cuadran” con el valor de sus 19 propiedades, que rebasa su total de ingresos por 46.5 millones, aclaran, “si nos atenemos a sus ingresos legítimos”.
Ciertamente, parafraseando a Vicente Fox, los “numeritos” están bastante distanciados de la realidad, por lo que sólo habría que reconocer el trabajo de los compañeros Palma y Núñez que, en honor a la verdad, se “pulieron”, aunque, para su mala fortuna -y la del pueblo- de nada, absolutamente nada servirá desenmascarar al que aspira nuevamente a convertirse en gobernador de Quintana Roo.
Verá Usted. La denuncia de hoy fue contra quien fuera un simpático “gordito” hasta antes que se le subieran los humos, pero ¿qué otro nombre prefiere Ud.? ¿El del sucesor de éste, el mitómano Carlos Mario Villanueva Tenorio? ¿O tal vez el de Andrés Ruiz Morcillo? Los tres, diferentes, pero los casos, exactamente iguales, claro con cifras y circunstancias distintas.
¿O acaso cree Ud. que en una muy lejana posibilidad de investigar los ingresos del ex gobernador Félix González éstos “cuadren” con sus propiedades? Puede apostar que NO, en lo mínimo. Hasta hoy -siempre lo hemos reconocido-, el único caso de un ex funcionario inexplicablemente empobrecido es del ex gobernador Miguel Borge Martín.
Los enriquecimientos, no sólo “inexplicables”, sino también sospechosos, alcanzan todos los niveles y esferas de gobierno, aunque lo
entrecomillamos porque, cualquiera lo sabe, ¡son perfectamente explicables y todos lo saben! Lo peor: Salvo casos extraordinarios, como en venganzas políticas -verbigracia, Elba Esther Gordillo- ¡La propia ley los tolera!
En efecto, ante la inutilidad de Contralorías de Estados y municipios, así como de las Contadurías de Hacienda, que sólo sirven como fuentes de empleo y órganos de “adorno”, cualquier funcionario de mediano nivel, desde luego consentido de quien debe, puede hacerse de cualquier cantidad de millones, y al presentar su “obligada” declaración patrimonial, “ajustar” sus ingresos en “pesitos”.
Puede Ud. jurar que, por ejemplo, la declaración inicial de Espinosa Abuxapqui -se la recibió la contralora municipal, su empleada Teresita Quivén Feria- estuvo más que “perfecta” y lo estará al terminar su trienio. Claro, no de balde sus cifras del Congreso la había avalado el contralor estatal Gonzalo Herrera Castilla, quien “ignorará” los datos que aportan Palma y Núñez o sólo leerá los que a aquél le vino en gana aportar.
Si alguien supiera la reacción de Gustavo García Bradley sobre las declaraciones de su ex amigo y confidente, sabría que estalló en carcajadas. No de balde NADIE se atreve a hacerlas públicas, ya que quien debería predicar con el ejemplo, es decir el presidente Peña Nieto, se ha encargado de ocultar sus bienes o disfrazarlos para que “cuadren”.
Casos como los de Espinosa Abuxapqui, Félix González, Villanueva Tenorio, etc., seguirán en tanto que a los titulares de las instituciones encargadas de vigilar los recursos los sigan nombrando precisamente quienes debieran ser vigilados y éstas sigan dependiendo del mismo poder orgánico. Pero eso les vale “cacahuate” a los representantes “populares ¡Ellos sólo buscan ser alcaldes… y hasta gobernadores!

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos
medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.

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