Política y sociedad

lunes, 15 de diciembre de 2014

Exhiben reprobable micro empresario chetumaleño

Chetumal.- Antonio de Atocha Salgado, conocido chetumaleño dedicado al control de plagas, es sin duda uno de los personajes que se ha caracterizado por ser déspota y avaro, sin contar que contrata personas de categoría ingenuas para explotarlos con horas extraordinarias y con sueldos miserables. Por si fuera poco pretende engañar a estos, con respecto a las prestaciones de Ley, la cual las distorsiona mencionando que lo hace por ser buena persona, lo cual es falso, de acuerdo a información evidenciada por ex  empleados y empleados de esta persona.
Para quien no conoce de cerca a este personaje bastante nefasto, es propietario de la licencia sanitaria para el control de plagas, la cual denominó “El matador de Plagas de Quintana Roo”, quien pretende engañar a sus subordinados con respecto a las prestaciones de Ley, que para él, son obligación otorgar, como son reparto de utilidades, aguinaldo, entre otras obligaciones patronales, alegando que dichos beneficios los realiza por ser buena gente y considerado con sus empleados.
Lo anterior ha sido evidenciado por varios de sus empleados y ex empleados, quienes relataron dichos acontecimientos. Obviamente no hay quien le crea sus mentiras, pues todos conocen por lo menos sus derechos laborales y obligaciones patronales, mucho menos consideran que sea buena gente, no obstante la mayoría acepta el empleo, debido a que en la capital hay pocas ofertas de trabajo y prefieren aguantar su carácter déspota.
De acuerdo a información proporcionada por un ex empleado de dicho lugar, el cual omitió sus generales por temor a esta persona, evidenció lo antes mencionado, Atocha Salgado o mejor conocido como Atocha, alega no tener obligaciones patronales como lo marca la Ley Federal del trabajo, como es el caso del reparto de utilidades y aguinaldo. “Yo doy aguinaldo solo por ser considerado y no porque sea mi obligación, ya que a mi ningún cliente me da aguinaldo”, palabras textuales de don Atocha, cuando en realidad es obligación de dar esta derecho a sus trabajadores.
También explota a sus subordinados con horarios que rebasan las doce horas diarias, pues exige que su personal ingrese a sus oficinas, la cual es su domicilio particular a las 08:00 horas, hasta 20:00 o 22:00 horas, esto, si bien les va a los empleados.
Es importante mencionar que el susodicho no paga impuestos, pero si le presta servicios de fumigación al sector salud, los cuales avalan que esta persona haya participado en los concursos para ser proveedor, pese a no contar con licencia de funcionamiento, la cual expide el municipio capitalino, no paga basura, además de que no cuenta con las medidas de seguridad reguladas por Protección Civil, pues las instalaciones de este giro peligroso por ser manejador de material toxico, lo ha instalado en su domicilio particular ubicado sobre la calle Milán #246 de la colonia Italia.
Hay que mencionar que Atocha,  maltrata a sus empleados, pues aun cuando estos están en servicio no deja de alzarles la voz, regañándolos para que hagan “bien” su trabajo, lo cual es incómodo no solo para estos, también para los clientes que se han notado la forma antisocial con la que trata a sus empleados.
Además de lo anterior expone a estos a intoxicación por estos productos químicos, pues no les brinda protección adecuada para aplicación de plaguicidas, en pocas palabras, los hace trabajar y preparar químicos sin guantes, sin mascarillas o en su defecto, cubre bocas, para lo cual debe ser mascas doble filtro, entre otras anomalías.

Sin duda alguna, Antonio de Atocha, no solo ha sido etiquetado por las personas que los rodean como déspota y avaro, sino también ha sido catalogado como morboso, pues cada vez que acude a fumigaciones en las instalación del Poder Ejecutivo, no deja de mal mirar a las empleadas de dicho edificio, lo cual hasta los mismos supervisores de las fumigaciones se han dado cuenta, no obstante, evitan hacer comentario alguno para no tener roces con el mentado Atocha, pues alega tener buena relación con directivos de gobierno.

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